La Villa San Juan, periferia de Lima, es una comunidad con veinte años de historia integrada por familias que tuvieron que irse de la sierra, selva y otras localidades para escapar del terrorismo. Para resistir recurrieron a prácticas colectivas ancestrales como la “minka”, forma básica de trabajo conjunto, recíproco y comunitario en el imperio incaico. Así han conseguido agua, luz, y alguna infraestructura pero siguen en la lucha por obtener servicios básicos formales.
Durante la pandemia, Villa San Juan se ha auto organizado para obtener alimentos y mujeres de la comunidad llevan a cabo una olla comunitaria, donde han puesto en práctica lo aprendido de sus ancestras/os con insumos oriundos de sus diversas regiones. Esto ha permitido no solo aliviar la urgencia alimentaria sino que además prevenir enfermedades que se agudizan en esta zona de riesgo y alta humedad donde las enfermedades respiratorias y digestivas son frecuentes.
Este trabajo se ha realizado con muy pocos recursos, por lo que este proyecto mejorará las condiciones y permitirá asegurar la alimentación de las familias de la Villa San Juan y a la vez difundir tradiciones alimentarias ancestrales. Para ello se implementará una cocina que permita producir y distribuir alimentos de culturas ancestrales de manera digna. Esto permitirá preservar la tradición culinaria en las nuevas generaciones a través de la rotación de cocineras/os, dar soporte a las familias que se encuentran en desempleo, brindándoles alimentos a precios accesibles y permitiéndoles usar ese tiempo en búsqueda de empleo, y fortalecer los lazos de comunidad y sus capacidades organizativas.